Como muchos buscadores desde temprana edad tuve anhelo por entender el por qué de la vida y sus complejas experiencias, comencé a meditar a los 14 años sola en casa a través de un libro de yoga antiguo de mi padre, en 1996 después de haber realizado distintas prácticas de meditación budista y de otros estilos comencé a tomar mis primeras clases de yoga y encontré el camino de la meditación y a mi Maestra, la meditación es una práctica y un camino espiritual fundamental en mi vida, que enseña a vivir con conciencia, me ha enseñado que la disciplina es una fuente de dicha, y que el corazón es un lugar que guarda asombrosos estados de paz y profunda plenitud, la meditación me ha enseñado que mediante la regularidad podemos transformarnos a nosotros mismos, nuestra mente, así como nuestra percepción del cuerpo y del mundo que nos rodea, para mirarlo con asombro y aprecio para volverlo lo que es: un lugar de profundo respeto y aprecio, un lugar sagrado.
En 1998 hacía seva (la práctica yóguica de servicio desinteresado) en el departamento de Hatha Yoga del Ashram de meditación de mi Maestra, las enseñanzas y directrices que se aplicaban en las clases de hatha yoga, y la filosofía que yo sentía tan verdadera y que me impactaba tan profundamente en mi corazón se enseñaban de una forma natural y con mucho sentido en estas clases, las acciones físicas estaban impulsadas por enseñanzas poderosas e inspiradoras que te llevaban a ir más profundamente en cada asana, y esa es mi forma de enseñar hoy, que cada acción procede de un sentir del corazón, revela y extrae las cualidades y sabiduría más poderosa profunda y sencilla del corazón. Profesores como Carlos Pomeda, Bill Mahony, Sally Kempton y Swami Shantananda desde un principio me dieron claridad para entender el complejo y antiguo legado de la tradición del Yoga.
Fue en 2003 cuando conocí a William Mahony y a John Friend en el Ashram que está en las montañas Catskill de Nueva York donde está mi maestra, a partir de ese momento mi formación ha sido continua, haciendo numerosas formaciones de varios niveles tanto de Hatha Yoga Anusara como de Yoga Terapéutico con extensas horas de estudio, práctica y deleite! que siguen hoy en día, porque nunca dejamos de ser aprendices de la vida y del yoga, mi amor por el Yoga y las ganas de ayudar a devolver la confianza en la fuerza interior de cada persona, me ha llevado a especializarme en yoga terapéutico y meditación, practicando y avanzando en mi entendimiento de su sistema y sus aplicaciones en distintas lesiones, entendiendo como el cuerpo refleja el dolor del alma. Las facultades terapéuticas del Yoga son aplicables en cada clase y para todas las personas de cualquier nivel o sistema de Yoga.
El 12 de Julio de 2010 fue un propicio dia para España (todos celebraron el mundial de fútbol) y yo por mi cuenta celebraba que me dieron oficialmente mi Certificación en el Sistema Anusara, una responsabilidad que tomo con honor y cierto desapego pues los títulos no definen a la persona y siempre hay mucho que mejorar en uno mismo. Quiero dar las gracias de todo corazón a mis alumnos , a los que han estudiado conmigo alguna vez y a los que siguen a lo largo de los años me han enseñado lo que es la lealtad y el cariño y me siento humilde y aprendo tanto de cada persona que viene a clase, gracias, he recibido mucho respeto a lo largo de los años, con mis cambios como persona al ir evolucionando en el yoga y al ir aprendiendo en mi manera de enseñar y transmitir el yoga. También he recibido críticas y eso me ha hecho tener la piel más dura como dice mi maestra sin dejar de respetar el buen trabajo hecho .
Agradezco y siento devoción por mis maestros siempre presentes a quienes dedico lo que hago, y a mi familia , a mi hijo que me ha esperado paciente siempre al irme fuera a estudiar, y especialmente a mis padres puesto que sin su ayuda no habría podido ni abrir una escuela de yoga ni ir a estudiar al extranjero.
Gracias a la vida que siempre tiene un plan más hermoso del que esperamos para nuestra alma.